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Alfred Russel Wallace en California: El reencuentro de dos hermanos

Decidido a convertirme en entomólogo, comencé a recolectar insectos junto a varios compañeros de la Universidad. Mis primeras salidas de campo incluyeron diversos ecosistemas, pero el que visité con más frecuencia fue la Selva Nublada de Rancho Grande. Caminar por el bosque y la estación biológica, rodeado de plantas y neblina, se convirtió en imagen que aún hace mis sueños plácidos. La selva nublada me encantó desde el primer momento, especialmente por la presencia de los enormes niños, árboles que pueden alcanzar hasta 60 metros de altura. Con un tronco que no se bifurca sino hasta alcanzar gran altura, su base es reforzada por raíces tabulares adaptadas al suelo de la húmeda selva. Desde entonces, hablar de bosques siempre me traía a la memoria la imagen de esos singulares niños, los mismos que avivaron la curiosidad científica del recordado Andy Field (1955-1984).

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