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Más armas en la calle sólo significan más muertos

Entre el 28 y 29 de abril de 1996, en la antigua colo-nia de prisioneros de Port Arthur, sitio turístico muy visitado, tuvo lugar la peor masacre sucedida en Aus-tralia, luego del genocidio de Aborígenes. La respuesta del primer ministro John Howard y de los legisladores del país no se hizo esperar. Se introdujeron leyes para un control de armas estricto y se formuló el “Pro-grama de Implementación de Armas de Fuego Acta 1996” restringiendo la propiedad de ciertas armas. Entre las diversas provisiones establecidas por estas nuevas leyes se prohibió el uso de rifles y escopetas au-tomáticas y semi-automáticas, así como las escopetas de acción de bombeo.

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